el sonido del agua caliente que ya esta lista, luego el de la cuchara contra la taza de café girando girando casi penetrando por mi piel, solo sé que ahora por fin he sido fuerte y a la vez audaz, logre salir de aquella ciudad que atormentaba a mi memoria y al agujero que en el pecho habita. Para ser más exacta me encuentro en la casa de mi familia, esta no es nada fuera de lo común, más que un escudo que se encuentra en la puerta. No soy de las personas que huyen de algo pero ya no deseaba estar en mi cuarto esperando a que amaneciera, porque cada vez que el sol se esconde y mi subconsciente nace solo veo aquella escena de perdida...pero en realidad no quiero regresar aquellas palabras.

En la habitación principal estaba ella, acostada en la cama de apariencia antigua, debajo de sus parpados moviento había y en un solo segundo abre sus ojos de golpe y entre gemidos se despierta, se para y queda mirando hacia la ventana con las cortinas que se movían al son del viento, la mirada perdida se para y a su lado la taza de café ya fría se levanta y va al patio el sol brillaba y las nubes blancas flotaban. Fue en busca de una croquera y su estuche luego se sentó entre las luces y sombras de un árbol.

Mis líneas conformaban una sola forma y era la de una mujer sin rostro con manos sueltas y vestidos antiguos, arranque la hoja con ira porque sabia que eso significaba que solo me estaba engañando sabia que mi alma estaba gritando el perdón de tus lagrimas, pero en realidad a quien le pedia perdón si en sabia después de todo que luego de salir de la prisión de la juventud ella había desaparecido…de mi. Los humanos creamos nuestros amores eso los hace eternos pero quien nos creo a nosotros, nos hizo autodestructivos y frágiles, pero no solo hablo a nivel biológico sino que también a algo mas sicológico ya que nuestros corazones imaginarios en donde guardamos el dolor, en lo mas adentro y puro de un animal racional hay es donde en este minuto me encuentro en la pureza del alma despedazada…